De Madrid a Aranjuez en un tren histórico.
Un domingo hacia finales de octubre, cuando el otoño ya había teñido las hojas de color oro, 10 familias pudieron disfrutar de una experiencia inolvidable. Viajaron en el Tren de la Fresa en un recorrido que va desde Madrid a Aranjuez. Visitaron la ciudad de la mano de una guía que les enseñó los detalles más curiosos y disfrutaron de una experiencia cultural única.
El Tren de la Fresa permite conocer de primera mano cómo eran los viajes a principios del siglo pasado a bordo de unos coches de madera con casi un siglo de vida. Antes de existir este camino de hierro, los madrileños que se desplazaban hasta Aranjuez lo hacían en diligencia y tardaban entre seis y siete horas. La idea es rememorar el recorrido del que fuera el primer ferrocarril de la Comunidad de Madrid y el segundo de la Península en un tren de época.
Nunca hago este tipo de salidas con mis hijos porque mi vida consiste en ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Estoy feliz porque los veo disfrutar, ¡gracias por este día maravilloso!
Nos montamos en el tren en el Museo del Ferrocarril de Madrid y comenzamos el recorrido hasta Aranjuez. Durante el trayecto, diferentes guías disfrazados de época nos dieron una charla sobre la historia del ferrocarril y repartieron tickets a los niños para que luego lo inspeccione el revisor como se hacía antiguamente.
Cuando llegamos, nos subimos a los vagones de fantasía del Chiquitrén para disfrutar de un agradable paseo por los jardines y tesoros arquitectónicos de la Villa de Aranjuez. A bordo nos remontamos a la época de la máquina de vapor y descubrimos la belleza del centro histórico, el Palacio Real y la inmensidad de los jardines reales, con sus árboles centenarios, fuentes, chinescos, estanques, museos y la rica flora y fauna que conforma la obra de arte de los Jardines del Príncipe y del Jardín del Parterre.
Al mediodía, hicimos una parada en uno de los parques para tomar el picnic facilitado por Alsea, con sándwiches y tarrinas de fruta para todas las familias. Los niños disfrutaron jugando en un entorno natural y desconectando de su rutina. Muchos de ellos siguen afectados emocionalmente debido a las consecuencias de la pandemia, por lo que es necesario proporcionarles este tipo de salidas de ocio terapéutico y actividades socioeducativas que garantizan su correcto crecimiento y desarrollo.
En el viaje de regreso a Madrid nos repartieron fresas y fresones de Aranjuez mientras nos contaban historias de los pueblos que dejábamos atrás. La visita nos regaló un recuerdo imborrable de la ciudad y de la evolución de los ferrocarriles.
Esta experiencia tan especial ha sido posible gracias a la colaboración de Zurich Seguros a través de su fundación, la Z Zurich Foundation. Además de acompañar a las familias en su proceso de recuperación, también es fundamental proponerles este tipo de actividades en las que olvidan, por unas horas, las dificultades que están atravesando. Si no fuera por las entidades que nos apoyan, no tendrían acceso a ellas. ¡Esperamos poder repetir pronto!
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